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LOS BAÑOS: ESE FABULOSO INVENTO

Hubo una época en la cual los baños no se tenían escondidos tras una puerta. Incluso ir al baño era un símbolo social. Los antiguos romanos y griegos incluso inventaron un sistema de baños comunitarios al cual se acudía con el mejor amigo, con la novia, o incluso con toda la familia (incluida la suegra), era plan de domingo si se quiere. Los había de todos los tipos, campestres, que eran para escapadas románticas o para las salidas del fin de semana. Los había comunales donde se reunían grupos de personas por sesiones de 10 minutos o más, los señores a arreglar el Imperio o enterarse de las noticias más importantes (más o menos lo mismo que hacen ahora cuando se encierran con el periódico, pero en esa época con los amigos), las señoras a ponerse al día de los últimos chismes (igual que hacen hoy en día cuando se encierran con el teléfono por horas a charlar con familiares y/o amigas), las parejas arreglaban sus problemas familiares o llevaban a los niños a presentarlos en sociedad (cosa que hoy en día no se hace en los baños, desgraciadamente), y no faltaban los lagartos, los cuales se siguen apareciendo incluso hoy en día hasta en el baño. Los baños en ese entonces eran lo que las cocinas hoy en día.

Banos Comunales Primeros baños

Banos para compartir con amigos y familia
Con el tiempo las cosas cambiaron, en realidad no sé en que punto de la historia, porque esas cosas tan importantes no se dejan consignadas por escrito. Al parecer con la caída del imperio romano, y la entrada a la Edad Media, emitir los desechos corporales se convirtió en un tema tabú y obligó a amigos y familias a retirarse a sus casas a la hora de exponer sus humanidades. Así, en el oscurantismo se cambiaron los fabulosos inodoros comunales por unas bacinillas hediondas, que acababan por vaciarse en la calle, apartando para siempre la idea que “hacer del cuerpo” era uno de los placeres de la vida y conminándolo al destierro social en donde aún hoy en día después de tantos años de iluminación, no ha logrado salir.

Aunque parezca extraño de creer, fueron los franceses quienes iniciaron en 1668 una corrida olímpica por instalar inodoros en todas las casas. El problema fue que esos baños nunca se reemplazaron por nada más moderno y es de ahí de donde viene el “mito” de que los franceses para eso del baño son medio… reticentes, pero yo los justifico. No hace falta sino darse una pasada por cualquier edificio de esa época para identificar que aparte de las capas de pintura que tiene encima, los edificios son los mismos de hace 300 años y que si bien se instalaron inodoros, la idea de poner duchas estaba muy lejos, y con el fin de conservar el valor histórico de dichos inmuebles, nuevas remodelaciones no se llevan a cabo. Esto nos lleva a que en Francia hay mucho edificio con baño, pero muy pocos con duchas.

Pero volviendo al tema que nos incumbe, la creación de los inodoros tuvo varios reveces en la historia, por tratar temas “indecorosos”. No fue sino hasta el siglo XVIII cuando se volvió a creer en los baños, y se empezaron a producir en masa, claro sólo para los que eran considerados “masa” en esa época. Los primeros inodoros que se construyeron eran en porcelana, y eran absolutamente decorados, puesto que la empresa que los empezó a fabricar fabricaba vajillas en ese mismo material, y la costumbre de decorar los platos y vasos se transportó hasta los sanitarios. Todo era cuestión de lujo. Yo me imagino que el slogan para ofrecer los inodoros era el siguiente: “Vajillas e Inodoros en porcelana, decorados y personalizados, porque su digestión merece lo mejor desde el principio hasta el fin”.



Banos de Porcelana, hasta para los gustos más exigentes


Ya en pleno siglo XIX la idea caló, y se expandió a muchos más lugares, sin embargo en los primeros años no existía todavía la idea de los baños dentro de la casa, y sólo muy pocas familias importantes tenían acceso a este lujo en el nuevo continente, pero siempre en lugares apartados fuera de la casa y sin ningún tipo de sistema de drenaje. Pero es que en ese entonces los baños no eran gran cosa, había revoluciones que planear e independencias que buscar, para estar pensando en esas vainas, y así se quedaron hasta ya entrado el siglo XX. Esto me lleva a concluir y me permito decirlo con absoluto conocimiento de causa, que la introducción de los baños en su forma actual, debe ser el resultado de una fregadera constante de las señoras, puesto que aparte de ser incomodísimos, era a ellas a las que les tocaba lidiar con la limpieza de los mismos. Cuando las mujeres finalmente pudieron empezar a molestar y ser tomadas en cuenta, supongo que la primera cosa de la que se quejaron fue del inodoro. Y es que las mujeres creadas anatómicamente diferente que los hombres, necesitaba un poco más de… confort a la hora de ir al baño.

Letrinas del nuevo continente

A mí por ejemplo me han tocado toda clase de baños, desde el que reemplaza el mullido papel higiénico por ramas de árboles, hasta los que vienen precalentados y así como algunas personas exploran la gastronomía de los lugares que visitan para aprender, entender y conocer más de la gente de esos lugares yo exploro los baños con el mismo objetivo. Es más, yo le pongo más atención a la segunda parte de la digestión que a la primera (para mí es tan importante como ésta) y el resultado me ha llevado a descubrir cosas interesantísimas y en ocasiones me han generado grandes enigmas que aún sigo intentando resolver.

Por ejemplo, el detonante de esta simpatía mía hacia los baños, fue el entrar en contacto con los baños alemanes, los cuales tienen una forma tan peculiar que he tratado de entender con los años. Mi investigación me ha llevado a encontrar que a muchas personas (no sólo financistas de gran talante como yo, sino filósofos reconocidos y economistas, entre otros) se han planteado el mismo interrogante con diferentes conclusiones, algunas ideológicas otras de tipo más pragmático y algunas otras de corte más chiflado. La cuestión es que este tipo de inodoros están hechos para facilitar la extracción manual de lo que allí se deposita sin mayor dificultad. Aunque tienen sistema de drenaje como cualquier otro baño. Conseguir una foto de los mismos fue una tarea extenuante, pero gracias a algunos compañeros que comparten mi misma inclinación la pude obtener, y éste luce más o menos así:


Baño Alemán (El Quitasueño)
A cada cual de buscar sus propias respuestas. Otros inodoros que llamaron mi atención fueron los llamados “baños turcos” que abundan en toda Europa, y que después de realizar esta ardua investigación, me enteré que son el modelo preferido en Asia. Para entender como son de diferentes ambos mundos, sólo falta entrar a un baño de uno u otro lado del planeta. Al parecer en cuestión de baños la gente si entiende que somos culturalmente diferentes, y muchos de estos baños tienen instrucciones para los visitantes que no entiendan su funcionamiento (lo cual hubiera sido bastante útil para los soldados rusos que llegaron a Austria en la II Guerra Mundial, y pensaron que los inodoros era refrigeradores para conservar la comida), y en muchas ocasiones para los locales que ante la introducción de tecnologías extranjeras pueden cometer algunos errores a la hora de usar esos nuevos instrumentos.


Baño Turco (Francia)


Banos asiaticos (se usa mirando la palanca)

Instrucciones para un Baño Chino

Dicen por ahí que una persona que vive 75 años pasa dormido una tercera parte de su vida o sea alrededor de unos 25 años. De esos mismos 75 años pasa (hice las cuentas a razón de 20 minutos por día) casi un año entero en el baño, sin interrupciones, o más según sea el caso. Si mis cuentas están bien, y he de pasar tanto tiempo en el baño, estoy absolutamente de acuerdo con lo que Gabriel García Márquez escribió alguna vez, que la gente se divide entre los que cagan bien y los que cagan mal, y aunque su sentido no sea el mismo que el mío, a mí siempre me ha gustado hacer bien las cosas, y esta no será la excepción. Sea como sea, doy gracias al cielo por la creación de los inodoros y la tecnificación de los mismos y me propongo indagar en lo más profundo de la historia hasta obtener las respuestas que asaltan mi mente y la mente de cuanto mortal sea asaltado por los misterios de ese amigo fiel que es el inodoro. Es más, desde hoy y aquí mismo, fundo el club de fans del inodoro y del papel higiénico (compañero inseparable), y cualquier conocimiento extraordinario sobre el tema será recibido con absoluto beneplácito. Sólo un último comentario, “la historia de los pueblos, es la historia de sus baños”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estuvo muy interesante el artículo, y la verdad que como dices, hay que disfrutar de ambos proicesos, elde comer y el de ir al baño. Eso si, ir a un baño asiatico en el tren es toda una aventura, la recomiendo si te quieres reir y mojar ;-) Casi imposible atinar. Aca les mando un juego, solo para hombres, trata de toser cuando estes parado orinando, no lo hagas en casa!!!!!

Filipogs dijo...

Sonaba buen plan lo de los baños comunitarios...

Anónimo dijo...

EXCELENTE ARTICULO!!!
ESTOY DE ACUERDO PARA MI ES UNO DE LOS MEJORES INVENTOS DE LA HISTORIA!!!

Unknown dijo...

Excelente artículo!

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