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CONSEJOS PRÁCTICOS PARA NO HACER EL OSO EN ZOOCIEDAD

Yo soy una de esas personas que todavía valora el hecho que los hombres le abran la puerta a las mujeres para pasar o subir a un carro. También admiro cuando los hombres se ponen de pie para cederle el puesto a una mujer, o cuando una mujer se retira o regresa a una habitación o a la mesa. Por otro lado, me molesta profundamente cuando la gente hace uso indiscriminado del “tu” como signo de roce social y salen con unos: “Doctor Gustavo, aquí te traigo lo que me pediste” o “Señora González, por acá te esperamos la próxima semana”, y me choca cuando la gente habla con la boca llena o hace ruidos al masticar, entre otras cosas. Digamos que disfruto de los buenos modales y la buena educación. Sin embargo, en estos tiempos los modales y las buenas costumbres suenan a tiempos pasados y a cosas de abuelos, e incluso algunas feministas se han tirado a muchos hombres cultos, al ofenderse o enfadarse por ser bien tratadas.

No sé cuantos de ustedes tuvieron la suerte de formarse atendiendo al pie de la letra las enseñanzas de Manuel Antonio Carreño, caballero en toda la extensión de la palabra y modelo excelso de los buenos modales. Los que lo hicieron, muy seguramente ya identificaron el nombre y sonrieron recordando a “Carreño”, porque cuando uno conoce a Carreño por una u otra razón, no lo olvida jamás.
Carreño, es el autor de un libro llamado “Urbanidad”, que data de 184…y pico, más o menos y que en mi época (por allá en el 89) era de obligatorio aprendizaje. Los que crecimos con él, sabemos que no se debe comer con los codos sobre la mesa, que no se empieza a comer antes que los dueños de la casa empiecen, que la servilleta se pone sobre las piernas (no como babero engarzada en el cuello de la camisa), que los puestos deben cederse a las personas mayores y mujeres embarazadas y que la presentación siempre tiene que ser impecable. Siguiendo los consejos de Carreño puede uno presentarse en sociedad sin temor a hacer el oso, cualquier hijo de vecino que ponga en práctica sus enseñanzas podría pasar por un personaje de gran alcurnia, e incluso una breve leída a su Manual de Buenas Costumbres podría evitarnos pasar vergüenzas cuando estamos pavoneándonos en sociedad.

Hoy quiero salir en auxilio de todo aquél que haya crecido sin esta orientación social o de todo aquél que carezca de elementos de urbanidad o incluso de todo aquél que necesite una “pulida”, para evitar pasar una gran vergüenza frente a los demás, rescatando las reglas básicas de comportamiento, gallardía, caballerosidad, etiqueta y gentileza que debemos observar para ser personas gratas en el ámbito social según el señor Carreño. Es un poco largo, pero para aprender a ser un buen ser social no existe un manual en 10 pasos.

Primero que todo, hay que entender que el hombre es un animal social, y que por ende en todas las circunstancias de su vida este componente se encuentra presente. Es por esto, que es importante saber tratar a las personas que comparten un espacio social con nosotros, bien sea un familiar, un amigo de confianza, un simple conocido o un total desconocido. Teniendo esto presente, podemos empezar por decir que la Urbanidad tiene que ir de la mano con la Etiqueta, la cual es el conjunto de cumplidos y ceremonias que debemos emplear con todas las personas, en todas las situaciones de la vida.

Ahora, no hay que confundir etiqueta con lagartería o lambonería, porque esto es también un detalle de pésimo gusto. No hay nada más deplorable que aquél que exagera la etiqueta, y nos trata con extemporánea y ridícula familiaridad y confianza, porque generalmente delata su poca familiaridad con la misma. Así que es mejor pecar por secos que hacer el ridículo por dárnosla de chabacanes. Sin más que acotar, aquí van los consejos que según Carreño nos puede dejar bien parados incluso frente a los miembros más escrutiñadores de la sociedad.

1. El primer consejo es que siempre que estemos en sociedad e ignoremos la manera de proceder en ciertos casos, lo mejor es seguir el ejemplo de la persona más culta que allí se encuentre, si no hay nadie a la vista que parezca culto, baje el perfil, no trate de llamar la atención de los demás hasta que vea alguna luz. Si definitivamente se ve en apuros, no está mal imitar el comportamiento que adopten la mayoría de las personas.

2. Es de vital importancia comportarse de acuerdo a la edad. No hay nada más penoso que ver un sesentón con los jeans rotos y una colegiala en uniforme pegada a su cuello, o una señora de considerable edad, usando minifaldas o en bikinis que no le entran. Como dice Carreño, hay muchas cosas que se le perdona a la gente joven, pero que en los mayores sólo van en detrimento de su dignidad y generan faltas de respeto y burlas.

3. Si quiere quedar bien en sociedad, mantenga un estricto aseo personal. No sólo cuando se encuentre fuera de su casa, sino también en la misma. La falta del mismo, puede alejar las muestras de cariño de las personas que lo rodean (incluso las más cercanas) e incluso crear un hito alrededor suyo de suciedad. Las normas básicas de aseo según Carreño son las siguientes:

• No entrar nunca a la cama sin asearse un poco y mucho menos si duerme acompañado. Esto puede salvarle el matrimonio o el arrejuntamiento y en caso de que se presentase una urgencia durante la noche, usted estará presentable.
• Hay que bañarse todos los días. Sacarse las lagañas, lavarse los dientes, lavarse el pelo (que nunca se le vea grasiento), el pelo sucio huele a cabeza grasosa y la idea general es no expeler olores desagradables. Importantísimo, decir pelo y no cabello, cabello suena clase baja y lo puede llegar a delatar. Si por razones de fuerza mayor, no pudo darse baño completo, por lo menos hay que hacerse un lavado de gato (Axilas y partes púbicas).
• El uso del desodorante es obligatorio, y si sufre de pecueca (olor de pies) también un talco ayuda. Esto, como dice Carreño con el fin de no ofender a nuestros semejantes.
• El cuidado de la boca es primordial. Nada espanta más que un mal aliento. Lávese los dientes después de levantarse, comer, o si nota que no está muy bueno. Por todos los santos del cielo, NUNCA use palillos o escarbadientes, y mucho menos delante de otras personas.
• Si usted necesita afeitarse es mejor que lo haga a diario, no hay nada peor que esa sombra azul o bozo que empieza a esbozarse en los hombres (y en algunas mujeres). Me permito agregar a las recomendaciones de Carreño, que si usted ya decidió dejarse la barba, hay que guardar especial esmero a la hora de mantenerla impecable y revisar frecuentemente si no le quedó un chorro de café con leche o unas boronas de pan o cualquier otra cosa insertadas en ella. En el caso de tener también bigote, aparte de los mismos miramientos que hay que tener con la barba, hay que cuidar que ningún “ventanero” o moco se instale sobre ella. No hay nada más asqueroso que encontrar tal falta de aseo en un interlocutor.
• El cuidado de las manos es otra cosa importante. Siempre que hayamos ejecutado con ellas alguna operación que racionalmente pudiera hacernos suponer haberlas hecho perder su limpieza, las lavaremos inmediatamente, especialmente si somos observados por alguna persona. También después e ir al baño, hay que lavarse las manos. No hay nada más terrible que le presenten a alguien que usted acaba de ver en el baño y que salió sin lavarse las manos y tener que darle la mano, por cortesía.
• Las uñas son igual de importantes que el resto. Si estas están sucias, usted puede estar vestido de punta en blanco, pero una uña negra, o larga, o mordida, le quitará toda la elegancia que haya planeado mostrar.
• Otra cosa importante es el manejo de las babas. Piense que su saliva, no es algo que la gente quiera tocar y mucho menos, si no existe ni siquiera un conocimiento entre las partes. Cuando pase las hojas de un libro o un documento y más si éstos son públicos, o cuando reparta naipes, no se unte el dedo de saliva para pasar las hojas, no sabe usted cuantas personas han hecho lo mismo y que tipo de enfermedades le pudieron transmitir por ese medio (sino me cree, léase el Nombre de la Rosa). Lo mismo, mantenga su propio bolígrafo, no se imagina la cantidad de personas que se chupan la parte de bajo de los mismos y si usted también lo hace… no le quiero contar el intercambio tan asqueroso que puede encontrar.
• Nunca se meta las manos dentro de la ropa en presencia de otros y mucho menos con el propósito de rascarse, es asqueroso y si después alguien tiene que tocarle las manos, puede ser un poco desagradable.
• Si usted vio que alguien se rascó la cabeza, o salió del baño sin lavarse las manos, o si usted sabe que esa persona tiene las manos cochinas, socialmente se le permite que invente una excusa para no tener que tocarlas. Sea creativo eso si.
• También son actos asquerosos el eructar fuertemente, o eructar silenciosamente mediante la sacada de aire a manera de soplido o de desagüe de viento a través de la boca, esto último es un agravante que hace de la circunstancia de eructar algo incluso más repugnante. Lo mismo es el hecho de escupir, donde el agravante yace en el acto de carraspear fuertemente y formar ruidosamente un cúmulo de flema en la garganta para ser expelido después.
• Jamás debemos acercarnos tanto a la persona con quien hablamos, que llegue a percibir nuestro aliento, por más fresco que creamos que lo tenemos, a veces no es así. Tampoco es prudente sonarse delante de otras personas, y en la medida de lo posible hay que evitarlo. El estornudar, también es algo que hay que cuidar. Si nos viene un estornudo, hay que tratar de evitar que llegue a las personas que nos rodean y en lo posible tratar de estornudar al aire libre, no hay nada más terrible que tener que respirar el aire cargado de estornudo, o tener que oler el mismo.
• Si le están saliendo pelos en la nariz o en las orejas, hay que arrancarlos desde el primer momento y mantener sumo cuidado al respecto. No hay nada más asqueroso que ver un pelo de nariz con ganas de conocer el mundo, o una oreja llena de pelos.
• Hay quienes tienen el horrible hábito de observar atentamente el pañuelo después de haberse sonado. Nunca lo haga y menos en público, le puedo asegurar que ni siquiera sonándose muy duro se le va a salir algo que no tenga o pueda ser expulsado.
• No hay que usar los dedos para limpiarnos la nariz, ni sacarnos la cera de los oídos, ni sacarnos restos de comida, para cada cosa existe una herramienta adecuada para ayudarnos a tales fines.
• Con respecto al vestido, nunca hay que llevar nada roto, siempre hay que usar ropa interior y ésta debe estar limpia, los zapatos siempre deben estar limpios, y si sufre de caspa mantenga extremo cuidado todo el tiempo, para que nadie se la tenga que ver.
• Si tiene las manos sudadas nunca se las dé a alguien más, busque excusas para no hacerlo hasta que se pueda secar la mano. Igualmente, cuando se encuentre en misa y se acerque la hora de dar la paz, trate de secar sus manos si las tiene sudorosas, o de enfriarlas de alguna manera si las tiene muy calientes.
• Nunca le quite comida del plato a otra persona y no comparta nada que haya tocado su boca. El intercambio de comida sólo se permite entre parejas pero sólo en ocasiones muy especiales.
• Si va a dejarle el asiento a alguien en el cual ha estado usted sentado por largo rato, haga ademán de pararse mientras permite que el asiento se enfríe, entretenga a la persona mientras se enfría el puesto, pero nunca mencione el calor del puesto, simplemente disimule, probablemente la otra persona estará pensando en lo mismo.

4. Por otro lado, hay que guardarnos de mezclar jamás en nuestra conversación palabras, alusiones, anécdotas que puedan inspirara asco a los demás y de hacer relación a enfermedades o curaciones poco aseadas. La referencia a purgantes y vomitivos y a sus efectos, está severamente prohibida en sociedad entre personas cultas.

5. Siempre hay que devolver lo que nos ha sido prestado en perfecto estado, o si se puede, en mejor estado del que nos lo prestaron.

6. Siempre hay que pagar las deudas antes de que nos las cobren. No espere a que le manden los chepitos para pagar sus cuentas.

7. No hay que dormir como Dios nos trajo al mundo, siempre hay que usar algo que cubra nuestras humanidades. Dice Carreño que “horrible es el espectáculo que presenta una persona que por haber perdido en algún movimiento su cobertor, aparece enteramente descubierta”.

8. Si alguien nos despierta en la noche por alguna urgencia, nunca hay que poner mala cara o mostrarnos de mal humor. Si nos sentimos así hay que hacer de tripas corazón (piense que no fue fácil para la persona que tuvo que despertarlo el tener que hacerlo).

9. Roncar dice Carreño, es un mal hábito que hay que controlar porque es de pésimo gusto.

10. Nunca produzca ruidos que puedan abandonar las paredes de donde usted se encuentra y que puedan disturbar a sus vecinos.

11. No hay que dormir en exceso, ni perder el tiempo, recuerde que la mente ociosa es el taller del diablo (como decía el señor João Medina, como le gusta que lo llamen después de que estuvo en Brasil). Existe en el libro una escala de sueño. Los niños pueden dormir lo que quieran, los adolescentes entre 8 y 9 horas y los adultos máximo 7 horas.

12. Si en algún momento se topa usted con algo que no debería ver (como una persona cambiándose, o haciendo algo íntimo, o alguna situación que le pueda causar alguna vergüenza), voltee inmediatamente la cara, hágase el que usted no vio nada, de manera tal que la persona no se pueda ofender o avergonzar.

13. Nunca regañe a la servidumbre delante de otras personas (como hacen algunas personas para sentirse superiores o de mejor clase social), ni las trate mal, esto lo único que le puede conseguir, es que el siguiente café le venga escupido.

14. Si tiene algún vecino nuevo, nunca se le aparezca a ofrecérsele, a menos que sea un amigo suyo. Deje que el tiempo y las circunstancias dicten este conocimiento mutuo.

15. Si comparte espacios comunes con otra personas, o estos quedan a la vista de la gente en la calle, nunca deje ver su desorden, es más nunca tenga desorden o algo que pueda ser incómodo o de mal gusto para los demás. Cosas, como no colgar la ropa en la ventana, o poner luces de colores de las que usa en navidad durante todo el año.

16. Por más buena, o churro que estén sus vecinos, o por más curiosos o interesantes que le parezcan, nunca los espíe, ni se siente en frente de la casa o de la ventana, para enterarse de sus vidas.

Si puede aplicar estas primeras enseñanzas a su vida, probablemente logre sobrevivir en el ámbito social, pero estas cosas apenas le ayudarán para convertirse en un ser social deseable, no en un “gentleman”. Además como podrá observar, el hecho de recuperar este libro no es en vano, puesto que a pesar de haber sido escrito en el siglo XIX, las cosas que enseña aún tienen aplicación. La sociedad aún sigue siendo la misma zoociedad de siempre, aunque con más tecnología. Yo conozco unos cuantos que a pesar de su educación (la académica) les vendría muy bien leer algunas de sus páginas, porque aprender a dar los buenos días o las gracias, nunca está de más. Y no olvide que la buena educación no es una cosa genética, no se nace con ella, desafortunadamente se tiene que aprender y si no se cultiva lo mismo da nacer en un pesebre o en una cuna privilegiada, la falta de urbanidad puede ocurrir hasta en las mejores familias. Si después de leer esto aún siente que puede y quiere aprender más, todavía hay más consejos que lo ayudarán a convertirse en todo un profesional en el arte de impresionar en sociedad.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Diana
Me gustó su elogio a mi compatriota Manuel Antonio Carreño. Por lo que veo usted vive en Colombia. Conozco unos cuantos colombianos y he visto con asombro lo educados que son. Venezuela, la tierra de Carreño, pide a gritos educación. Mucha gente gritona, tuteo indiscriminado, maneras ordinarias.... En resumen, mucha vulgaridad.
Mujeres feministas de esas que se ofenden por una galantería, no hay muchas, por fortuna. Me alegro que Ud tampoco lo sea. Otro venezolano, poeta célebre, José Antonio Ramos Sucre (sobrino nieto del Gran Mariscal de Ayacucho) decía:
"...No me avergüenzo de homenajes caballerescos ni de galanterías anticuadas, ni me abstendo de recoger en el lodo del vicio la desprendida perla del rocío..."
Eso expresa certeramente mi pensar al respecto.
Un caluroso saludo desde Caracas.

Gonzalo

Artehaga dijo...

Es verdad, creo que olvidé mencionar que Carreño (yo lo trato con confianza, aunque eso a él no el habría gsutado) era venezolano, y tan buen servidor del Estado como de las buenas costumbres. Me encanta encontrar gente que sigue siendo fiel, a la Urbanidad porque meintras haya gente que esté dispuesta a conservar este tipo de cosas, creo que hay esperanza para el mundo!!!!!

H.G. dijo...

Te qued'o demasiado bueno lo de zoociedad...
Este post deber'ia alguien de imprimir miles de copias y repartirlas en las calles de la ciudad, porque hay unos cuantos a los que mal no le vendr'ian tus consejos.

Hay algunas normas que en mi opinion son demasiado exquisitas y carecen de sentido l'ogico, pero la mayoria de las reglas de etiqueta s'i lo tienen y es imperativo que la gente las adquiera.

Buen aporte el tuyo!

Saludos!

Filipogs dijo...

Necesito aprenderme la urbanidad...

Anónimo dijo...

HOLA GRACIAS ME SIRVIO MUCHO PARA URBANIDAD


Y QUE BUENOS CONSEJOS AUNQUE ALGUNOS SON RAROS JEJEJEJE



CHAUUUU

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