3:08 a. m.

Pedos socialemente inaceptables

Esta mañana leyendo el periódico me encontré con una noticia que decía: “Flatulencia de una pasajera forzó a aterrizar de emergencia un avión en EEUU”. Alcancé a leer sólo el título porque en eso mi jefe me llamó a una reunión y no pude terminar de leer la noticia. Sin embargo, este titular fue mi motivo de concentración o desconcentración durante toda la reunión. Es que debo confesar que la noticia en sí me sorprendió, porque no comprendía cómo algo tan inocente e inofensivo como un pedillo, pudiera desencadenar tal desenlace.

Dentro de la hora y cuarto que duró la reunión alcancé a meditar varias posibilidades. La primera de ellas fue la más obvia, es decir, Estados Unidos + Aviones, no hay que ser muy listo, la noticia de fijo tenía que ver con lo último en armas desarrollado por Al- Kaeda contra el imperio del mal. Me imaginaba la transformación de los cuarteles terroristas en grandes cocinas, donde toda clase de químicos pasaban sus horas testando diferentes combinaciones de alimentos que en contacto con los jugos estomacales fueran capaces de desatar poderosas ametralladoras de gases, capaces de los mismos efectos perversos de cualquier otra arma biológica.

Después me puse a pensar que tal vez la pasajera de la historia simplemente se había tirado un pedo más fuerte de lo socialmente aceptable, y que dicha flatulencia se había salido de control y había entrado en combustión con algún gas propio del avión produciendo una pequeña explosión, que evidentemente había hecho aterrizar al avión de emergencia.

Pero luego pensé algo peor, más escalofriante. Pensé que cabría la posibilidad de que sí existiera una flatulencia capaz de inundar todo el espacio cerrado de un avión, obligándolo a uno a tener que respirar irremediablemente los gases hediondos de los otros pasajeros. Casi pude ver en mi mente la escena en la cual la señora de la noticia desenfunda una ventosidad tan poderosa, que al ser respirada por los pasajeros más cercanos causa su desmayo instantáneo, al igual que el desmayo de las dos azafatas que acuden a auxiliarlos y que claro, al empezar a llegar los efectos a los pilotos, estos deciden sacar las máscaras de oxígeno y aterrizar de emergencia.

Como quiera que fuera, ya me veía yo en el aeropuerto teniendo que someterme al flatulómetro, el nuevo dispositivo de seguridad gringo que mide el nivel de gases del aparato digestivo, y que dice cuantas horas tendrá cada pasajero antes de su siguiente flatulencia, frente a lo cual dependiendo dónde se encuentre la mayor cantidad de gas en el organismo, se permitiría o no viajar a lugares más o menos lejanos.

Funcionaría más o menos así: si la mayor concentración de gas se encuentra entre el esófago y el píloro, es seguro viajar de New York a Bogotá (si va más abajo, diga usted Argentina o Chile, tendrá que hacer escala de como mínimo 1 hora, antes de poder volver a tomar un avión). Si la mayor concentración de gas se encuentra en el estómago, sería solamente seguro ir de New York a Miami, excepcionalmente México, pero una vez llegado allá, habrá que asegúrese de no comer nada (ya veo la prohibición de EEUU a México de anular la venta de comida en los aeropuertos mexicanos, por su alta influencia en la producción de flatulencias). Si la mayor concentración está en el intestino grueso o el delgado, no se le permitirá a ningún pasajero viajar a ningún lado, hasta que no traiga pruebas de haber entrado exitosamente al baño (si ya sé, pero es que la reunión fue larguísima).

Al final ninguna de mis teorías casó con la realidad, aunque cualquiera de ellas hubiera hecho una mejor historia. Todo este alboroto se armó porque la señora de la noticia padecía de una enfermedad llamada “incontinencia fétida–gaseosa”, es decir, la señora producía muchos gases hediondos y no podía aguantarlos. Al estar atrapada en un avión, la señora —muy considerada— no encontró nada más práctico que prender un fósforo después de cada ventosidad. Al cabo de 20 fósforos, el olor del azufre mezclado con el de sus gases inundó el ambiente del avión, llevando a pensar a la tripulación y demás pasajeros, que algo no sólo olía sino que andaba mal, y ante la paranoia que reina nadie se imaginó que fuera una simple disimulación de pedos, sino algo más …. criminal (no que tirarse pedos hediondos en un avión no sea también bastante criminal).

Al parecer la señora, después de haberles tenido que demostrar a los oficiales del “Home Land Security” (ese ministerio que crearon después de los incidentes de las torres gemelas), de la CIA y del FBI que la condición médica era real, fue puesta en libertad, y estoy segura que después de este chasco, la señora va a pensar dos veces antes de volverse a exponer a un lugar cerrado.

11 comentarios:

Artehaga dijo...

Hay cuatro palabras en esta columna que pueden atraer la atención de quien quiera que sea que vigile los contenidos de Internet. Así que si de fijo, mañana me cancelan el blog, ya saben... Fueron los gringos!!!!!

P.D. Qué decepción se van a llevar cuando vean de qué se trata.

Anónimo dijo...

Gracias por los 10 minutos de entretenimiento que me acabas de dar. Deberias de poner columnas todas las semanas. :o)

Filipogs dijo...

Jajaja... y con tanta paranoia habrá que aprender a controlar tales flatulencias y nada raro sería que de ahora en adelante deba haber una dieta alimentaria previa al abordaje del avión en razón que los gases contengan un olor menos fétido...

Anónimo dijo...

Si, si, ahora me he reido bién a gusto pero pensandolo bién, la cosa podria ocurrir tal como la cuentas en cualquiera de los casos.
Y yo estoy convencido que cosas así las veremos en ese pais.
Personalmente he jurado no tomar un avión, pero desde luego a yankilandia ni loco, que luego me tienen unos dias en Guantanamo y les firmo cualquier cosa.

Anónimo dijo...

Que "productiva" fue la reunion de trabajo!, ahora entiendo porque los proyectos de desarrollo en America latina estan estancados. Que cosa mas sosa!!!

Artehaga dijo...

Mmmmmm... un ofendido anónimo... Cuando uno empieza a herir las susceptibilidades, en especial de un conocido, algo bueno uno está haciendo!!!

Anónimo dijo...

El "alto nivel" de productividad, eficiencia y resultados demostrados me tiene muy pero muy "ofendido"..Keep it going, you're doing great!!!!

Artehaga dijo...

Corroboro lo que dije antes. Más cuando mi comentador anónimo está re-leyendo mensajes a las 11.40 de la mañana, en un día laboral!!!!

Anónimo dijo...

Ja ja ja, que analisis tan "exaustivo", "certero" y "juicioso" se ha aplicado a mis mensajes. El tiempo medido es relativo y depende de la posicion del observador... ;). Gracias por escribir esta columna, es la radiografia exacta de una inopia absoluta...

H.G. dijo...

Siento una muy profunda lástima por los vecinos de esa señora en caso de que viva en un edificio. No debe ser nada placentero compartir un ascensor con la flatulenta....

Un saludo Dianita!

Guille dijo...

Hola!!! Me he pasado por aquí porque has dejado un mensaje en mi blog en el tema de los Números primos. Me alegro mucho que te haya resultado interesante, y me alegra más aún que me hayas firmado porque soy novato por estos lares jeje. Bueno, el caso es que espero verte más por mi blog de ahora en adelante, ten por seguro que yo visitaré el tuyo ya que me ha encantado esta columna! No podía estar más de acuerdo con lo que dices. Me he partido de risa leyéndolo, no te lo puedes ni imaginar. La verdad es que tampoco es de extrañar, porque son cosas que tiene la paranoia y la psicósis que se está viviendo respecto al tema; que no se sabe razonar cuándo algo es fundado y cuándo no. Aquí en Europa (yo vivo en España) no dejan subir con líquidos en el equipaje de mano, hay que meterlos en una bolsita transparente para subir al avión. Y, a este paso, habrá muchas más medidas, eso hay que tenerlo claro. Vamos que dentro de poco tendremos que pasar varios días en aislamiento antes de subir a un avión. Yo estoy a favor de la seguridad, eso está claro, pero hay determinadas cosas que no contribuyen a ello y que lo único que favorecen es la locura colectiva a la hora de subir a un avión. Si ya me daban miedo las alturas, imagínate ahora!!! Jaja. Un saludo, y lo dicho, espero verte por mi blog!

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